Prólogo de una serie de 40 profecías sobre nuestro tiempo atribuidas a Juan de Jerusalén en un vídeo con locución profesional.
Voz del locutor: José Ricoy in memoriam
En el prólogo de estas profecías de Juan de Jerusalén, se describe una visión del futuro distante, mil años después de la época en que fueron escritas (siglo XI). En la primera parte de las profecías de Juan de Jerusalén se describe un futuro sombrío, previo a algún evento transformador desconocido, que da lugar un futuro luminoso descrito en la segunda parte de las profecías de Juan de Jerusalén.
En ese futuro lejano:
- Jerusalén ya no será la ciudad de los cruzados de Cristo, sino que estará bajo la influencia de los caballeros judíos, y los peregrinos cristianos necesitarán escolta para acceder a sus lugares sagrados.
- Los infieles serán una multitud numerosa y su fe se extenderá por todo el mundo.
- Se menciona que nuevos continentes se descubrirán más allá de los bosques mencionados por Herodoto y que los mares se extenderán más allá de las columnas de Hércules (el estrecho de Gibraltar).
- Los feudos se unirán en grandes reinos e imperios, pero también habrá numerosas guerras que desharán y reconstruirán reinos e imperios.
- Los siervos, villanos y pobres se sublevarán repetidamente, pero serán reprimidos brutalmente.
- El hombre habrá conquistado el fondo de los mares y los cielos, obteniendo un poder similar al del sol y construyendo torres de Babel en todo el mundo.
- Se habla de la mezcla de pueblos más allá de los grandes bosques y cómo el imperio se desmoronará.
- Finalmente, se menciona que cuando comience el año mil que sigue al año mil, el hombre estará frente a la entrada de un oscuro laberinto, donde se vislumbran los ojos rojos del Minotauro como una advertencia sobre los peligros del futuro.
Este prólogo presenta una visión sombría y compleja de lo que depara el futuro, marcado por cambios significativos en la humanidad y su destino.